Durante mi juventud busqué a la mujer perfecta. Cuando llegué a Damasco conocí a una mujer linda, pero ella no era inteligente.
Continué viajando y en Isfahan conocí a una mujer muy inteligente pero no era bonita.
Entonces peregriné a El Cairo, donde conocí y cené con una muchacha bonita, espiritual e inteligente.
– ¿Y cómo que no te casaste con ella?
– ¡Ah mi querido amigo! ¡Ella también buscaba al hombre perfecto!
("lo mejor es enemigo de lo bueno” “el cuerpo perfecto, la pareja
perfecta, el trabajo perfecto: la neurosis perfecta”… Tener las cosas
claras y no conformarse con migajas es una cosa, buscar la perfección es
otra....)