miércoles, 26 de octubre de 2016

Una vez quise ser hombre



Una vez quise ser hombre
para casarme con mi hermana
que ya lleva tres divorcios.
Para amar a mis amigas
que en cada relación mueren un poco.
Para escribirle a Rosi
esas cartas que no llegan nunca.
Llamar por teléfono a Pilar
que espera tantas tardes.
Llenar de caricias prolongadas
el espacio de Beatriz,
que vive sola
y le tiene miedo a los temblores.
Quise ser hombre,
para amarlas a todas y no sentir más
el frío de sus lágrimas en mi playera,
ni mirarlas apagarse.
Pero soy mujer y, aunque puedo
escribirles cartas,
llamarlas por teléfono,
bailar descalzas,
secar su llanto,
tocar su alma…
No es suficiente.
No les alcanza.
Porque, desde niñas, aprendieron
que los hombres son un premio al que hay que amar,
sin importar si ellos las aman.
Rosa María Roffiel